Navarra es una “Denominación de Origen» (D.O.), para los vinos de la Comunidad Foral de Navarra. La región vinícola se extiende desde el sur de la capital de la comunidad, Pamplona, hasta la cuenca del río Ebro. Entre los vinos con denominación de origen, los navarros son un ejemplo de cómo el sector ha evolucionado en los últimos tiempos. Navarra, productora tradicional de vinos tintos, rosados y blancos, era conocida casi exclusivamente por sus vinos rosados. Esta situación ha cambiado y ahora es conocida por su amplia gama de productos, incluidos los vinos de Pago (D.O. Pago), el reconocimiento de mayor calidad para un vino en España.
Las cepas de variedades tintas, para la producción de tintos y rosados, representan el 95% de todas las cepas plantadas en la D.O., aunque este porcentaje está disminuyendo a medida que se plantan más variedades blancas. La Garnacha tradicional representa el 32%, Tempranillo 36%, Cabernet Sauvignon 13%, Merlot 11% con Graciano y Mazuelo que componen el porcentaje restante. Las principales variedades blancas son Viura, Chardonnay y Garnacha blanca.
Rosados
La Garnacha, sola o acompañada de Tempranillo y Cabernet Sauvignon, por el sistema selecto de mostos sangrantes, da lugar a vinos de color sugerente, rico aroma afrutado (fresas, frambuesas, granadas, …) y paladar fresco. Deben consumirse durante el año posterior a su preparación y acompañar muy bien a los entrantes (arroz, pasta).
Tintos
Tintos jóvenes y tintos de poco tiempo de crianza (llamados «roble» en España)
Partiendo de la Garnacha o el Tempranillo (en menor medida Merlot o Cabernet Sauvignon), se obtienen vinos morados y grana, llenos de notas de regaliz y deliciosas bayas, tanto negras (cassis y moras) como rojas (fresas y frambuesas). En el caso de los tintos de roble, la permanencia de al menos tres meses en barril les proporciona una estructura sápida. Su boca, codiciosa y viva, los hace aptos para embutidos de charcutería, patés, quesos del país e incluso alguna preparación de bacalao salado.
Tintos con Crianza
La regulación de la Denominación requiere que no salgan al mercado hasta que hayan transcurrido al menos dos años (desde diciembre del año de la cosecha), y que hayan madurado al menos un año en barril. Las uvas tempranillo, cabernet sauvignon y merlot son las protagonistas de estos vinos marcados por un envejecimiento selecto, que les confiere hermosos colores cereza con suaves matices de azulejos. La nariz mantiene el carácter afrutado, teñido con finas notas de roble y vainilla. En la boca son poderosos y sabrosos. Serán grandes acompañantes de carne a la parrilla, asados, guisos de carne y quesos curados.
Tintos Reserva y Gran Reserva
Las variedades utilizadas son las mismas que las utilizadas para el envejecimiento, a menudo aumentadas con uvas graciano. Los tintos de reserva tienen un mínimo de tres años (de los cuales, al menos uno estaba en barril) y las grandes reservas tienen un mínimo de cinco años (de los cuales, al menos dieciocho meses estaban en barriles). Tienen un hermoso color cereza-rubí, con hermosos colores de azulejos, limpios y brillantes. Su nariz es compleja, rica en matices picantes, buenas maderas y fondo afrutado que se mantiene con el paso del tiempo. La úoca, pulida pero ancha y carnosa.